Conectando artesanos con nuevas oportunidades

En un momento en el que se intenta conseguir la diferenciación con discursos sobre sostenibilidad y autenticidad, Menorca aspira a redefinir el valor real de su producción creativa. Y en este contexto, el proyecto CRAF Creatiu, impulsado por la gestora cultural Anna Vila Rovira, propone un modelo innovador para profesionalizar y posicionar la artesanía como un enorme potencial de proyección. Su fundadora, con una sólida formación en Historia del Arte y gestión del patrimonio artístico, estuvo dirigiendo en 2023 el Centre Artesanal de Menorca, en Es Mercadal, donde acumuló experiencia en la organización de exposiciones, la dinamización cultural y diseñando un programa que revitalizó el espacio y lo conectó con el público local y visitante. De esta experiencia surgió esta idea hecha realidad que en la pasada edición de los premios Leader Emprèn Rural 2025, obtuvo el reconocimiento del jurado como un proyecto que conecta el mundo artesanal y creativo con los sectores empresarial, turístico y cultural.

IDEA.

CRAF Creatiu nació de la premisa que la artesanía de calidad necesita estructura, interlocución y visibilidad. «En la isla hay mucho talento, pero también una gran dispersión. Mi propuesta se basa en un sistema de colaboración profesional que dé respuesta a las necesidades reales del mercado», explica su fundadora, Anna Vila. En este sentido, su proyecto funciona como una productora y curadora de experiencias creativas que ofrece un servicio integral, tanto para entidades públicas que buscan dinamizar espacios con propuestas de valor, como para empresas privadas, hoteles o agroturismos que quieren incorporar el factor artesanal en sus experiencias o eventos. Desde talleres participativos y demostraciones en directo, hasta ferias de producto o intervenciones artísticas, cada iniciativa se adapta al contexto y al público.

«Mi función es hacer de puente entre los creadores y las oportunidades, aportando profesionalidad, sensibilidad y una red de contactos consolidada», afirma. Su metodología de trabajo se basa en tres pilares como son la curaduría, la logística y la calidad. «La curaduría implica seleccionar a los profesionales más adecuados para cada proyecto. La logística, garantizar que todo el proceso se ejecute con eficiencia y la calidad, en asegurar que cada acción transmita valor, autenticidad y coherencia estética», explica Rovira. «No se trata solo de contratar a un artesano, sino de integrarlo en un relato que potencie su oficio y el mensaje del cliente al mismo tiempo», añade.

El objetivo de CRAF Creatiu es facilitar la posibilidad de incorporar contenido artesanal y creativo sin tener que asumir la complejidad de coordinar a múltiples proveedores. «El cliente define una necesidad y nosotros diseñamos una solución que puede estar basada en un taller, una exposición o una experiencia participativa», explica la gestora cultural. Uno de los ejemplos más representativos de su trabajo profesional ha sido la acción desarrollada este verano en el hotel Set 55 de Sant Tomàs, donde Vila transformó un espacio de chill-out en una muestra experiencial de esencia artesanal menorquina, combinando exposición, demostraciones y puntos de venta selectivos. «Queríamos huir del formato tradicional de mercado y mostrar la artesanía como un producto cultural y contemporáneo, con una narrativa cuidada», explica. «Mi papel no es solo artístico o cultural, es también empresarial porque traduzco el lenguaje del oficio al de la gestión, conectando dos mundos que se necesitan mutuamente», detalla Vila.

COLABORACIÓN.

Actualmente, CRAF Creatiu trabaja en colaboración con una directora creativa de Madrid especializada en lujo consciente, con el objetivo de posicionar el producto menorquín dentro del segmento premium nacional. El proyecto también ha despertado el interés de diseñadores, interioristas y marcas que buscan colaborar con artesanos locales en la creación de piezas exclusivas. «Existe una tendencia global de crecimiento de la economía creativa y experiencial, donde la autenticidad y la conexión emocional con el territorio son factores de diferenciación competitiva», afirma.

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