Si Pau y Natalia coincidirán en clase para cursar el grado de Matemáticas en la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC), Mar orientará su futuro hacia Estadística en la Universitat de Barcelona (UB), profundamente relacionada con las ‘mates’. De hecho, todo hacía indicar que la ciutadellenca acabaría siguiendo el mismo camino que los otros dos, pero una conversación entre examen y examen de la EBAU le hizo cambiar de parecer.
«Era una idea, pero todavía no lo tenía del todo claro. Estuve hablando con una persona de confianza y me dijo que había tenido una experiencia muy buena con Estadística. Esto, unido a que escuché a otras personas decir que les había resultado muy difícil Matemáticas, pues me acabó entrando un poco de miedo y me decidí por Estadística», reconoce. De este modo, la nota de corte que debía superar se rebajaba hasta el 10, por lo que la alumna del IES Maria Àngels Cardona se acabó «relajando un poco» para afrontar el resto de pruebas de la EBAU. A la postre, esto ha sido un factor clave para acabar obteniendo una de las mejores notas en la Isla.
En cambio, Pau Vinent (Maó, 2006) empezó a dibujar su futuro universitario en la ESO, momento en el que empezó a interesarse por «algo relacionado con las matemáticas, la física o alguna ingeniería», sin determinarlo aún del todo. «En primero de Bachillerato ya tenía claro que quería estudiar Matemáticas, y este año he reforzado este pensamiento con aún más ganas», aclara el alumno del IES Joan Ramis i Ramis.
Su futura compañera de clase, Natalia Yarema (Moscú, 2006), también tomó la decisión definitiva sobre su próxima etapa educativa durante el Bachillerato, la cual estuvo claramente influenciada por su profesor César Tomé. «Él fue quien me enseñó las matemáticas de verdad, no lo que son las matemáticas de bachillerato, que únicamente se centran en hacer ejercicios y aprender procedimientos. César me mostró su esencia, es decir, la lógica y el razonamiento matemático», explica la alumna del IES Cap de Llevant.
Salidas laborales
Natalia, con una nota final de 12,99 (9,75 de media de bachillerato, un 9,1 de media de la EBAU y un 9,49 de nota de acceso); Pau, con una nota final de 13,34 (9,8 de media de bachillerato, un 8,9 de media de la EBAU y un 9,44 de nota de acceso); y Mar, con una nota final de 12,5 (media de bachillerato de 9,85, un 8,7 de media de la EBAU y una nota de acceso de 9,39) empiezan a vislumbrar un futuro laboral que se presenta muy enriquecedor y diverso en cuanto a las salidas que deparan sus respectivas carreras.
Desde sanidad o tecnología —con la inteligencia artificial como principal foco de atención— hasta otros ámbitos tradicionales como pueden ser la enseñanza o economía. Es tal la cantidad de alternativas que existen que, por el momento, la mejor opción es la cautela e ir valorando las diferentes posibilidades con el paso del tiempo. «Aún no lo tengo muy claro, pero he visto que Estadística combina las matemáticas con otros campos», transmite Mar, quien investigará estos años qué es lo que realmente le gusta. Por su parte, Natalia lo único que tiene claro ahora mismo es que no quiere un trabajo que la «limite». «No quiero que me estanque, que sea repetitivo o que no me permita realizarme como persona. No quiero dejar de ver matemáticas ni dejar de aprender cosas nuevas porque para mí esto ahora es lo más importante», sentencia.
El apunte
Organización y calma frente a los nervios, la receta del éxito