Tronch, que el lunes no pudo atender las llamadas de este diario por cuestiones de agenda, precisa, deja claro que el incremento de personal que plantean los trabajadores es «inasumible» en términos económicos y así lo establace un estudio «que encargó el gobierno anterior» en función de la normativa balear.
La alcaldesa de Sant Lluís, que además rechaza que se catalogue «de mínimos» la concesión, «que está, por ejemplo en cuanto a personal, por encima de la normativa con 22 gerocultores, en lugar de los 20 que exigían las bases», se compromete, en la medida que exista margen, a hacer «el esfuerzo de ampliar el contrato e incorporar una o dos personas más». «A ver si es posible a nivel de presupuesto; es un servicio esencial, pero el dinero se tendrá que quitar de otra parte», abunda.
Insiste, en ese contexto, en que la «dependencia» de los usuarios, cada vez mayor, y su aumento en número «demuestran» que la normativa balear «se ha quedado desfasada».
En cuanto a merma de efectivos en el personal, Tronch hace alusión a que «se fue una enfermera de las diez, la reemplazamos por una técnica en farmacia, de momento no encontramos a otra, también porque en el ‘Mateu Orfila’ pagan mejor». «Y se fue un médico y desde el lunes tenemos otra doctora, a media jornada», añade.
Asimismo, Tronch no comprende las críticas del PSOE, pues cuando se redactó el pliego de condiciones para la concesión, «se lo mostramos, por si querían hacer alguna aportación. No dijeron nada».
Sí reconoce, empero, tener constancia del malestar de los usuarios, pero recuerda que en 2011, cuando el servicio recayó en Hestia, «ya hubo muchas dificultades», para poner de relieve que «no es fácil cambiar de gestión», menos si cabe enfrascados en una reforma y ampliación del lugar, lo que explica «los problemas» de wifi y conectividad que ha habido durante meses, arguye Tronch, o los problemas que fueron surgiendo «por falta de mantenimiento en los diez años previos».
Espacios
De la pérdida de espacio y de unos lavabos, «el proyecto de obra lo hizo el anterior equipo de gobierno, avalado por Govern y Consell», anota. Sobre la calidad de la comida, indica que «es un problema de cocción, el producto es local y bueno, habrá que cambiar a la persona que cocina».
Tronch, que dice que «habrá que adaptarse, todos, a la nueva realidad y espacios del centro», cita de la insatisfacción de los trabajadores que debía «informarnos la directora del centro», al igual que «debía informar a los familiares sobre el día a día de los usuarios». «No es cierto que haya estado desamparada», añade en relación a Jessica Ametller, que dimitió hace días. Y termina Tronch. «La relación con Serveo es fluida y les intentamos controlar para que cumplan con sus compromisos».