Carlos Ferrer: «La red existente necesita de importantes inversiones para conectar la nueva demanda»

En un contexto de creciente electrificación y transformación energética, las Islas Baleares enfrentan el reto de adaptar sus infraestructuras eléctricas a las nuevas demandas sociales, económicas y medioambientales. La red de distribución eléctrica se encuentra en un proceso de modernización y digitalización sin precedentes. Para conocer su situación actual, así como los desafíos que plantea el aumento de la demanda, y las soluciones que se están impulsando para garantizar un suministro seguro, sostenible y adaptado al futuro energético, hablamos con Carlos Ferrer, director de Redes de Distribución de Endesa en Baleares.

—¿Cómo es actualmente la red eléctrica de distribución en las Islas Baleares?
—Para dimensionar la magnitud de la red contamos con 743.705 clientes en Baleares, que requieren de 6.835 km de red de Media Tensión y 12.254 km de red de Baja Tensión, además de 12.699 transformadores y 46 subestaciones. La red puede ser aérea o subterránea, y está equipada con cientos de miles de elementos de protección que garantizan su seguridad, capacidad y calidad. La digitalización ya es una realidad: monitorizamos y controlamos remotamente parámetros eléctricos como capacidad, calidad y operación. Desde los contadores que registran consumo, tensión e intensidad, hasta los elementos telemandados que permiten la operación automática o a distancia de la red. Nuestra aspiración es que la red de distribución sea sostenible y se integre plenamente en el territorio, sin generar impactos medioambientales ni comprometer la seguridad.

«Es muy importante facilitar el acceso a las redes para conseguir la descarbonización de la sociedad actual»

—¿Cómo ha evolucionado la demanda y cómo ha afectado a la capacidad disponible?
—Recientemente hemos publicado las capacidades disponibles en los nudos establecidos por el regulador. Actualmente, la red cuenta con 2.016 MW ocupados y 320 MW disponibles. La demanda de nuevas conexiones ha crecido exponencialmente en los últimos tres años, impulsada por nuevos usos como baterías, centros de datos y movilidad eléctrica de gran escala, puertos y movilidad terrestre. No todas estas solicitudes pueden ser atendidas con las instalaciones actuales, lo que exige el desarrollo de nuevas infraestructuras de gran capacidad. Es muy importante facilitar el acceso a las redes para conseguir la descarbonización de la sociedad y para ello la electrificación de la demanda energética es clave.

—¿Cómo se construirán estas nuevas instalaciones?
—La respuesta es compleja y depende de varios factores. Por un lado, las instalaciones de mayor envergadura requieren de una nueva red de transporte, previa a la de distribución. En Baleares, se consideran líneas de transporte aquellas con tensión igual o superior a 66.000 V. Las solicitudes de potencia media, en cambio, pueden atenderse directamente desde la red de distribución. En ambos casos, la construcción exige numerosas autorizaciones administrativas. Esta circunstancia provoca que los desarrollos sean largos y, en muchos casos, desacompasados respecto a las necesidades reales.

«Proponemos una nueva regulación que fomente inversiones anticipatorias, y que elimine los límites actuales a la inversión»

—¿Cómo se puede acelerar el proceso para que estas instalaciones estén disponibles cuando se necesiten?
—Proponemos varias medidas, entre ellas: una regulación que fomente inversiones anticipatorias, que elimine los límites a la inversión que actualmente tenemos, que remunere adecuadamente los activos y, sobre todo, que dé seguridad jurídica. También, agilizar la obtención de permisos, buscando fórmulas que simplifiquen los trámites, y evitar reservas de potencia no ejecutadas, mediante mecanismos como la presentación de avales, cumplimiento de hitos y caducidad de permisos.

—Esta situación de importante incremento de demanda de conexión de nueva capacidad, ¿puede repercutir en la calidad del suministro actual?
—Definitivamente no. Las instalaciones actuales están diseñadas para atender la demanda existente. Además, se revisan y mantienen conforme a los procedimientos reglamentarios. Contamos con equipos de intervención inmediata para atender incidencias, y en caso de emergencia, se refuerzan con recursos adicionales. Pertenecer a una gran corporación nos otorga una capacidad de respuesta nacional e internacional, si fuera necesario. No obstante, la red existente es como un ser vivo al que hay que cuidar y alimentar: también necesita constantemente importantes inversiones para su modernización, digitalización y adecuación a la cada día mayor electrodependencia de la sociedad moderna.

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