El acuerdo de conformidad alcanzado por su abogado, José de Juan López, y el fiscal no evitará que una mujer española, de 38 años de edad, deba cumplir una condena privativa de libertad por haber perpetrado hasta 15 robos a otros tantas personas ancianas en Maó, aprovechándose de su vulnerabilidad, entre julio y septiembre del año 2022.
El Ministerio Público solicitaba en un principio 14 años de privación de libertad que quedaron reducidos a 5 años y tres meses al agruparse los robos con violencia e intimidación en un solo delito por el que deberá cumplir tres años y seis meses de cárcel, y un año y 9 meses más por el delito de estafa continuada al haber utilizado una cartilla hurtada para hacer extracciones en cajeros.
La mujer presentaba adicciones a sustancias tóxicas cuando perpetró los asaltos a las personas de avanzada edad en aquellos meses lo que finalmente la llevó a ser detenida e ingresar en prisión preventiva a riesgo de que siguiera delinquiendo. Su defensor logró que quedara en libertad provisional cinco meses después pero ahora, tras el juicio celebrado el jueves en el Juzgado Penal de Maó, el magistrado-juez le concedió un plazo de 10 días para que ingrese en el Centro Penitenciario y cumpla la condena a la que se restan los 5 meses que ya pasó entre los muros de la cárcel menorquina.
Tras aceptar la pena, la mujer quiso destacar en su última palabra que estaba arrepentida de lo que había hecho y que se disculpaba ante las personas mayores a las que había robado.
Modus operandi
La mujer recurría a excusas para entrar en las casas de los ancianos como pedir un vaso de agua o un poco de leche para sus hijos, un supuesto mareo, permiso para ir al baño, hacerse pasar por embarazada, ofrecerse para compañía, e incluso simulaba ser trabajadora social del Ayuntamiento para ganarse la confianza de sus víctimas. Muchas de las personas de avanzada edad que sufrían el robo no se daban cuenta hasta varios días después.
De esta forma se apoderó de un total de 4.425 euros, de los que 2.600 los consiguió realizando extracciones con una cartilla del banco que había robado a un anciano en la calle del Sol, y otros 1.200 que halló en la cartera de una cuidadora en la calle des Frares.
Parte de su botín, que incluía teléfonos y un ordenador, además de dinero, fue recuperado por la Policía Nacional cuando registró su casa tras detenerla, aunque la condena incluye que deberá indemnizar a dos de sus víctimas con un total de 3.800 euros.