La expulsión temporal del centro siempre se debe a una falta o a un comportamiento inadecuado, aunque según la Conselleria, cuando se trata de alumnos con necesidades especiales se aplica un criterio más flexible antes de tomar esa decisión.
Sin embargo, según ha podido saber este diario, el pasado septiembre, en el primer día de clase, se expulsó de un centro educativo de Maó a un niño de 14 años con Trastorno del Espectro Autista (TEA) y problemas para comunicarse verbalmente por mostrar agresividad.
Las dificultades de comunicación y la autorregulación ante el cambio de rutinas y la sobreexcitación que supone el inicio de curso puede llevar a algunos niños y niñas con trastorno de conducta por autismo a mostrarse agresivos, hacia otros y hacia ellos mismos, explican los especialistas consultados.
En cuanto a su escolarización en aulas Ueeco (Unidades Educativas Específicas en Centros Ordinarios) hay familias que se están negando, afirman que ese tipo de aulas no son inclusivas.
Aulas «al límite»
«Las aulas Ueeco están al límite de sus posibilidades», afirma Reme Huerta, miembro de la junta directiva de la Coordinadora de Persones amb Discapacitat de Menorca. «Las familias no salimos a la calle porque nos sobraba tiempo», señala en alusión a la protesta organizada en Maó el pasado septiembre, «salimos después de llamar a puertas millones de veces, todos los años los padres están con la incertidumbre de si habrá apoyos o no».
Reme es madre de una chica de 23 años con discapacidad intelectual, asegura que «es un caos lo que pasan las familias, nadie se está inventando nada», en alusión a la intervención en el pleno que ha reabierto la polémica, y reclama «que no se vulneren más los derechos» de estos alumnos.
Frieda Cayarga, madre de un chico de 15 años con movilidad reducida y no verbal –va en silla de ruedas y utiliza una tablet como comunicador–, lamenta que la administración «promete muchas cosas que luego no se cumplen», por ejemplo, en el caso de su hijo, escolarizado en el aula Ueeco del ‘Pasqual Calbó’, el fisioterapeuta que necesitan estos alumnos con movilidad reducida, no llegará hasta el día 17 de este mes, «en julio ya se sabía que el que había no íba a volver», afirma. Los fisioterapeutas son fundamentales para los cambios posturales que requieren estos alumnos.
Por su parte, Erik Irla, padre de un niño de 8 años con trastorno autista no verbal, que asiste a clase en un aula ordinaria, no tiene queja del centro pero sí de la falta de horas de apoyo, «no se cubren las necesidades». «Muchos ratos se quedan desatendidos, al final, el niño se pone en la ventana, donde no molesta», lamenta.
Erik Irla: «Hay pocas horas de apoyo y cada año son más los diagnósticos»
Freida Cayarga: «Sentimos que nuestros hijos no cuentan, son de segunda o tercera»
Reme Huerta: «Mi hija tuvo que salir del sistema al finalizar la ESO»