La Oficina Bitcóin, entidad gubernamental encargada de gestionar las operaciones con criptoactivos en El Salvador, fue la encargada de anunciar la adquisición. A través de un mensaje en la red social X, la oficina proclamó en inglés: «¡Te lo dije! ¡El Salvador está ganando! 100 millones de dólares = 1.098,19 BTC». Este mensaje fue rápidamente compartido por el presidente Bukele, reafirmando su compromiso con la estrategia cripto del país. Según los datos actualizados en el portal oficial «bitcoin.gob.sv», las reservas de bitcóin de El Salvador han alcanzado las 7.474,37 monedas, con un valor total que supera los 672,1 millones de dólares. La compra se habría realizado en tres tramos: dos de 500 bitcoines y uno de 90, según detalla la misma página.
La relación de El Salvador con el bitcóin se remonta a septiembre de 2021, cuando el país centroamericano se convirtió en la primera nación del mundo en adoptar el bitcóin como moneda de curso legal, coexistiendo con el dólar estadounidense. Esta medida fue, en su momento, la principal apuesta económica del presidente Nayib Bukele, quien la defendió como una herramienta para la inclusión financiera y el desarrollo económico. No obstante, la trayectoria del bitcóin en el país ha estado marcada por giros significativos, especialmente tras las negociaciones con organismos internacionales.
A pesar de la adopción inicial como moneda de curso legal, la situación del bitcóin en El Salvador experimentó un cambio crucial tras el acuerdo alcanzado entre el Gobierno salvadoreño y el Fondo Monetario Internacional (FMI). Este pacto, valorado en 1.400 millones de dólares, conllevó una serie de condiciones. Una de las más destacadas fue la retirada del carácter de moneda de curso legal al bitcóin por parte de la Asamblea Legislativa. Esta decisión eliminó la obligatoriedad de su aceptación en transacciones comerciales y suprimió el papel del Estado en los intercambios de la criptomoneda. Más allá de estos cambios regulatorios, el FMI estableció una condición explícita: no se utilizarían fondos estatales para la adquisición de bitcóin. Sin embargo, la reciente compra de 100 millones de dólares demuestra que el Gobierno de Bukele ha optado por continuar con su estrategia de inversión en el criptoactivo, a pesar de las advertencias y los compromisos adquiridos con el organismo internacional. Esta postura subraya una apuesta continuada por el bitcóin como activo estratégico, más allá de su función como medio de pago.
Volatilidad, un desafío constante
La reciente adquisición de bitcoines por parte de El Salvador se produce en un contexto de mercado particularmente inestable para la criptomoneda. Este pasado mes de octubre, el bitcóin acumuló una caída cercana al 19 %, lo que representa un retroceso significativo para los inversores. Este descenso se produce después de que el criptoactivo alcanzara un máximo histórico de 126.251 dólares. Desde ese pico, el bitcóin ha experimentado una corrección superior al 27,7 %. La criptomoneda había logrado mantenerse por encima de los 100.000 dólares desde finales de junio de 2025, un umbral psicológico importante para el mercado. No obstante, durante los diez días previos a la publicación de esta noticia, no solo perdió ese valor, sino que también cayó con fuerza hasta los 91.300 dólares. De hecho, la pasada madrugada el bitcóin llegó a perder el nivel de los 90.000 dólares, marcando mínimos no vistos desde abril de 2024. Esta extrema volatilidad del bitcóin plantea interrogantes sobre la idoneidad de una inversión tan masiva por parte de un Estado, especialmente cuando se utilizan fondos públicos.
La persistencia del Gobierno de Bukele en la compra de bitcoines, incluso frente a la volatilidad del mercado y las condiciones impuestas por el FMI, sugiere una estrategia a largo plazo y una profunda convicción en el potencial de la criptomoneda. Para el presidente salvadoreño, el bitcóin no es solo una inversión, sino una herramienta de soberanía económica y una vía para atraer inversión extranjera y talento tecnológico al país. A pesar de las críticas de organismos internacionales y de algunos economistas, Bukele ha mantenido una postura firme, argumentando que las caídas del mercado son oportunidades para comprar a precios más bajos y que, a largo plazo, el valor del bitcóin se apreciará. Esta visión se alinea con la idea de que el bitcóin puede ofrecer una alternativa a los sistemas financieros tradicionales y reducir la dependencia de monedas fiduciarias como el dólar estadounidense, a pesar de que este último sigue siendo moneda de curso legal en El Salvador. La apuesta por la innovación financiera y la diferenciación en el panorama global parecen ser pilares de esta política.