
Creo esto, no creo esto otro. Así empiezan muchas frases, y la mayoría de los discursos. Creer es el verbo dominante, el más influyente en la vida de los seres humanos, que está en todas partes y afecta a la propia realidad. Nadie sabe cómo se maneja y se conjuga, ni de qué manera se ejecuta la acción de creer, pero este verbo irregular, que lo mismo puede ser transitivo que intransitivo, es más básico que haber y tener, incluso que el verbo ser, porque es posible ser sólo a veces, y aún esas veces, sólo lo que cada cual cree ser. Creer o no creer es la única cuestión. ¿Y por qué alguien cree esto o aquello, y no otra cosa? Porque sí. Creer no es saber, ni pensar, ni opinar, ni siquiera suponer, pero en el mundo no mandan los saberes ni las suposiciones, sino las creencias, que son siempre mucho más contundentes e irrebatibles.
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Enlace de origen : El verbo creer