Según Avi Melamed, exfuncionario de inteligencia israelí y analista regional, los extensos ataques de Israel en Yemen y su duro mensaje a Irán están coordinados con la administración estadounidense. Estados Unidos también está cada vez más cerca de aprobar posibles ataques de Israel contra Irán; sin embargo todavía se reserva esa carta ante eventuales acontecimientos.
«Los ataques masivos de Israel contra el puerto yemení de Al Hudaydah y el aeropuerto internacional de Saná, llevados a cabo en respuesta a los continuos ataques hutíes contra Israel, junto con la advertencia tajante y explícita al régimen iraní, probablemente fueron coordinados con la administración Trump», explicó Melamed. Cabe recordar que Estados Unidos ha pasado semanas combatiendo activamente los intereses terroristas en Yemen, hasta que este pasado martes EE.UU. y Omán, en calidad de mediador, anunciaron un acuerdo de alto el fuego con los hutíes circunscrito a las operaciones en el mar Rojo.
Además de responder a los hutíes, estas acciones también pretenden indicar al régimen iraní que la administración Trump ha adoptado una postura de «alerta naranja» ante la posibilidad de un ataque israelí contra Irán. El mensaje es claro: se busca aumentar la presión sobre Teherán para que controle a los hutíes, quienes cuentan con el apoyo militar de Irán, y para que muestre mayor flexibilidad en sus negociaciones con Washington.
Lazos más estrechos
La ofensiva israelí en Yemen se enmarca en una creciente coordinación entre Israel y Estados Unidos en la región de Oriente Medio. Ambos países comparten el objetivo de contener la influencia de Irán y frenar las actividades de grupos respaldados por Teherán, como los rebeldes hutíes en Yemen.
En los últimos meses, se han intensificado los contactos y la cooperación entre las administraciones de Donald Trump y Benjamin Netanyahu. Esta sintonía se ha traducido en un respaldo estadounidense más explícito a las acciones de Israel, incluyendo posibles ataques contra intereses iraníes. Recordemos las amenazas nada veladas del propio Trump que condujeron a la primera tregua en la Franja de Gaza, que posteriormente Tel Aviv quebrantó.
Escenario de un pulso regional
El conflicto en Yemen se ha convertido en un tablero donde se libra una pugna regional entre potencias como Arabia Saudí, aliada de Estados Unidos, e Irán. Los hutíes, apoyados por Teherán, controlan la capital Saná y otras zonas estratégicas del país, incluidos importantes puertos para la exportación de crudo. Desde el inicio de la guerra entre Hamás e Israel tras los ataques del 7 de octubre, han sido recurrentes los ataques con misiles y drones contra suelo israelí con origen en la zona de influencia rebelde de Yemen.
Los ataques de los rebeldes yemeníes contra objetivos saudíes e israelíes han aumentado la tensión en el mar Rojo, una importante ruta marítima para el comercio internacional. Israel ha respondido con bombardeos contra posiciones hutíes, en un intento por disuadir estos ataques y enviar un mensaje de firmeza a Irán. Por su parte, los insurgentes sacan pecho por el alto el fuego concedido por Trump y lo consideran todo un logro.
Posible escalada en el horizonte
A pesar de la contundencia de los últimos ataques israelíes y las advertencias a Irán, analistas como Avi Melamed consideran que «la probabilidad de un ataque israelí abierto contra Irán sigue siendo baja por el momento», especialmente en vista de la próxima visita del presidente Trump a Oriente Medio.
No obstante, la situación en la región sigue siendo volátil y un error de cálculo por parte de alguno de los actores implicados podría desencadenar una escalada. La comunidad internacional sigue con atención la evolución de los acontecimientos, consciente de los riesgos de un enfrentamiento directo entre Israel e Irán.