Los mercados petroleros mundiales experimentan una notable presión a la baja, con los precios del crudo registrando descensos significativos durante la jornada del jueves. Este comportamiento bajista responde principalmente a dos factores determinantes: la creciente incertidumbre sobre el posible restablecimiento de aranceles por parte de Estados Unidos y las expectativas de un aumento en la oferta procedente de los principales países productores integrados en la OPEP+.
Según los datos más recientes disponibles a las 11:42 de este jueves, los futuros del crudo Brent descendieron 0,58 euros, equivalente a un 0,8 %, situándose en los 68,53 dólares por barril. Por su parte, el West Texas Intermediate (WTI), referencia en Estados Unidos, experimentó una caída similar de 0,57 euros, representando un 0,9 %, hasta alcanzar los 66,88 dólares por barril. Estas cifras evidencian un nerviosismo creciente entre los inversores españoles y europeos ante la volatilidad del mercado energético internacional.
Es importante destacar que, apenas un día antes, ambos contratos habían alcanzado máximos semanales impulsados por la decisión de Irán de suspender su cooperación con el organismo de control nuclear de la ONU. Esta medida incrementó las preocupaciones sobre un posible recrudecimiento del conflicto relacionado con el programa nuclear iraní, lo que habitualmente presiona al alza los precios del petróleo. Adicionalmente, un acuerdo comercial preliminar entre Estados Unidos y Vietnam había contribuido a un clima brevemente optimista en los mercados.
La inestabilidad arancelaria constituye uno de los principales elementos que está condicionando la evolución de los precios del crudo. La pausa de 90 días establecida por Washington para la aplicación de aranceles más elevados finalizará el próximo 9 de julio de 2025, y varios socios comerciales estratégicos, incluyendo la Unión Europea y Japón, todavía no han cerrado acuerdos definitivos. Esta situación genera incertidumbre sobre la demanda futura de petróleo, especialmente en un contexto donde las economías avanzadas están extremadamente sensibilizadas ante cualquier incremento en los costes comerciales.
De manera paralela, los mercados anticipan un cambio significativo en la política de producción del grupo OPEP+. Los analistas prevén que la organización aprobará un aumento de aproximadamente 411.000 barriles diarios durante su reunión prevista para este fin de semana. Este incremento de la oferta, en un momento de relativa debilidad de la demanda, ejerce una presión adicional sobre los precios. Los expertos en España señalan que esta estrategia podría estar orientada a garantizar la estabilidad del mercado a medio plazo, aunque sus efectos inmediatos resulten bajistas.
Otro factor relevante procede de China, el mayor importador mundial de petróleo. Las recientes encuestas del sector privado han revelado que la actividad de servicios en el gigante asiático creció durante junio de 2025 al ritmo más lento de los últimos nueve meses. Este deterioro se atribuye principalmente al debilitamiento de la demanda interna y a la disminución de los nuevos pedidos de exportación, indicadores que sugieren una posible ralentización económica con implicaciones directas para el consumo energético global.
Perspectivas económicas y reacción de los mercados
Los inversores en España y a nivel internacional se mantienen especialmente atentos al informe mensual de empleo estadounidense, cuya publicación se espera para el transcurso de esta misma jornada. Los expertos coinciden en que estos datos resultarán determinantes para configurar las expectativas sobre la profundidad y el calendario de los posibles recortes en las tasas de interés por parte de la Reserva Federal durante la segunda mitad de 2025. Un mercado laboral debilitado podría acelerar los recortes de tipos, favoreciendo potencialmente la recuperación de la demanda energética.
En el contexto español, los analistas del sector energético señalan que esta caída en los precios del petróleo podría traducirse en un alivio para la economía nacional, altamente dependiente de las importaciones de crudo. Según estimaciones recientes, cada reducción de 10 dólares en el precio del barril representa para España un ahorro aproximado de 4.500 millones de euros anuales en su factura energética, lo que contribuye positivamente a la balanza comercial del país.
Sin embargo, los expertos advierten que la volatilidad actual podría mantenerse durante las próximas semanas. La combinación de tensiones geopolíticas con factores económicos crea un escenario particularmente complejo para predecir la evolución de los precios energéticos.
Las tensiones en Oriente Medio, especialmente las relacionadas con el programa nuclear iraní, siguen representando un factor de riesgo al alza, mientras que las preocupaciones sobre el crecimiento económico mundial presionan en sentido contrario. A nivel empresarial, sectores intensivos en consumo energético como el transporte, la agricultura o determinadas industrias manufactureras podrían beneficiarse de esta coyuntura bajista. Sin embargo, la persistente incertidumbre limita la capacidad de las empresas para realizar planificaciones a largo plazo, manteniendo niveles elevados de cautela en sus estrategias de inversión y expansión.