Era la crónica de una muerte anunciada. El president de la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón, compareció este lunes 3 de noviembre a las 8 de la mañana para anunciar, un año después de la dana que asoló Valencia, su renuncia al cargo, algo que le exigían desde hace meses las víctimas de la riada. 229 personas perdieron la vida en la trágica jornada de aquél 29 de octubre de 2024.
Baleares se coló sin quererlo en un discurso con el que Mazón trató de justificar los fallos cometidos exagerando el alcance geográfico del desastre, como si la dimensión real no fuera suficiente en sí misma. «La riada que destruyó material y anímicamente a la provincia de Valencia y a la Comunitat valenciana fue un tsunami inimaginable de proporciones que aún no somos capaces ni de visualizar, un territorio equivalente a todas las Islas Baleares, destrozado completamente por el desbordamiento de un barranco mortal, por el récord histórico de lluvias en España y por una revolución meteorológica sin precedentes en nuestra historia», dijo el ya expresident.
Lo cierto es que aquél 29 de octubre la dana de Valencia no afectó a un territorio equivalente a todas las Baleares. Los datos oficiales computan una superficie total arrasada de 564 kilómetros cuadrados, diez veces menor a la superficie de las Islas que tienen 5.040 kilómetros cuadrados de superficie.
¿Desliz geográfico o mentira intencionada? Solo el hoy expresident puede aclarar si dio o no a sabiendas un dato falso que se suma a la larga lista de mentiras que ha acumulado en sus comparecencias en el último año.
La dana de Valencia arrasó con 544 kilómetros cuadrados de superficie repartida a lo largo de 75 municipios de la provincia. En ellos vivía un millón de habitantes. «Esta tierra está acostumbrada a las gotas frías de cada año como las dos alertas rojas que llevamos este otoño, pero no a la furia de la naturaleza que vivimos el 29 de octubre de 2024. Durante este año desde la Generalitat valenciana hemos hecho todo absolutamente todo lo humanamente posible para la recuperación de las condiciones básicas de normalidad», continuó su discurso. «Las dimensiones materiales, anímicas y psicológicas de la riada no necesitan ser recordadas», dijo. Si hay algo que las víctimas reclaman por encima de todo es justicia y conocer la verdad.
