Las personas sin hogar prácticamente se han triplicado en Baleares desde 2019

El número de personas sin hogar en las Islas se ha incrementado un 150 % desde 2019, una cifra alarmante que recoge el informe Personas sin hogar y salud. Un abordaje del sinhogarismo desde el derecho a la salud, que ha publicado el grupo consolidado de I+D+i en Salud Global de la UIB con el apoyo del Col·legi Oficial d’Infermeres i Infermers de les Illes Balears (Coiba).

El equipo investigador destaca que el acceso a una vivienda digna no es solo una cuestión de justicia social, sino también un pilar fundamental del derecho a la salud.

El estudio, que ha sido presentado esta mañana por el doctor Miquel Bennasar, catedrático del departamento de Enfermería y Fisioterapia e investigador principal del grupo, junto al enfermero Miguel Ángel Bedmar, doctorando de la UIB, y la doctora Noemí Sansó, coordinadora de la comisión de investigación del Coiba y profesora en la UIB, demuestra que la carencia de una vivienda adecuada tiene un impacto severo en la salud de las personas sin hogar.

«La exclusión social, a menudo vinculada al paro, el estigma y la carencia de cohesión social, deteriora gravemente la salud mental de quien la sufre. Además, la coexistencia otras enfermedades crónicas agravia todavía más su situación», señala el estudio.

Asimismo, el informe refleja que las condiciones de vida en la calle, o incluso en albergues municipales, crean un ambiente de inseguridad constante, especialmente para las mujeres, que se enfrentan a un riesgo elevado de agresiones sexuales y violencia machista. «La búsqueda diaria de refugio, alimentos y recursos básicos ocupa la mayor parte del tiempo y de la energía de las personas sin hogar y este estado continuo de supervivencia perpetúa la exclusión y refuerza las barreras para salir de esta situación», refleja.

Cambio de modelo

El estudio también destaca las deficiencias del llamado ‘Modelo de Escala’ que se centra en los albergues de emergencia como solución del fenómeno del sinhogarismo. Los investigadores de la UIB señalan que, si bien los albergues pueden parecer una solución a corto plazo, «a menudo no proporcionan la estabilidad y la seguridad necesarias para que las personas mejoren su salud y bienestar. De hecho, muchas personas sin hogar evitan los albergues a causa de la carencia de seguridad y privacidad».

La investigación sostiene que el modelo de ‘Housing First’, que prioriza que se proporcione una vivienda permanente como base para abordar otros problemas, es el enfoque más eficaz. «Cuando garantizamos el acceso a una vivienda segura y estable, las personas pueden centrarse a mejorar su salud física y mental, buscar trabajo y reintegrarse en la sociedad de una manera autónoma», defienden.

Asimismo, el trabajo refuerza la importancia de reforzar el servicio de salud, en concreto la atención primaria y sus estrategias y programas en relación con el sinhogarismo,e insiste en el impulso de medidas políticas específicas que protejan las personas de la pérdida de la vivienda, desde un paradigma de prevención, y la aplicación de programas de reinserción social efectivos como el del ‘Housing First’.

La investigación, que forma parte de la tesis doctoral que el enfermero Miguel Ángel Bedmar, ha sido recogida en un artículo publicado en la revista científica Frontiers in Public Health.

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