Opiniones

Según G. Martín Vivaldi («Géneros periodísticos», Edit. Paraninfo 1986), el reportaje «es un relato periodístico esencialmente informativo, libre en cuanto al tema, objetivo en cuanto al modo, en el que se da cuenta de un hecho o suceso de interés actual o humano, o también una narración informativa, de vuelo más o menos literario, concebida o realizada según la personalidad del escritor-periodista.»

¿Crónica, reportaje, ensayo histórico, libro de viajes, literatura? Todas estas cosas y probablemente muchas más son las que me ha sugerido el último libro del intelectual menorquín más contrastado, Josep Maria Quintana, quien corona con esta nueva obra («Port Maó. El port que justifica una ciutat i la seva història») su canto de amor a la ciudad, que iniciara hace décadas con su celebrada obra «Maó» (Columna, 1996), en la que desentrañaba los misterios de su ciudad de adopción. Con su nuevo libro, centrado esta vez en el puerto en el que contempla el amanecer desde hace casi cincuenta años, recorre en pequeños paseos la historia de un puerto mayestático que estimuló la magia literaria del nobel Gabriel García Márquez, recogida por Quintana en «Port Maó»:

«Nunca pensé que tenías tanta razón /cuando me decías que teníamos que venir a conocer este lugar/ Es extraordinario/ Es adictivo/No me movería jamás de aquí/ no lo hagas tú y así podremos volver» (Gabo a Alfonso Milá en La Solana, Port de Maó, 1987)

Como he apuntado más arriba, no sé si el libro de Quintana es un ensayo de largo alcance, un macro reportaje, un libro de viajes, una novela histórica o simplemente literatura alrededor de nuestro puerto, pero sí sé que es una obra imprescindible para quienes ven en él algo más que una fuente de ingresos turísticos o un marco ideal para competiciones deportivas.

8-V-25 jueves

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Enredado en la marabunta informativa papal casi se me traspapela el nombramiento del filósofo coreano-alemán Byung -Chul Han como premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades. Vale la pena sumergirse en la lectura de sus múltiples opúsculos que publica en su mayor parte la editorial Herder y dejarse mecer por sus delicadas observaciones sobre el devenir de nuestras vidas. Merece la pena catarlo.

9-V-25 viernes

Leo un montón de exégesis sobre el nuevo papa. La mayoría se congratulan de la aparente derrota del sector ultra de la Iglesia y del consiguiente triunfo del bergoglionismo que lo habría dejado todo atado y bien atado. Veremos, pero en un mundo en el que trastabillan los valores ilustrados (y los rituales, que diría Byung-Chul Han) que creíamos consolidados, hacen falta voces serenas y reflexivas que nos alumbren    el camino. Si el Espíritu Santo acaba de demostrar fehacientemente su finura diplomática, al papa León XIV le corresponde ahora    hacer gala de su presunto rigor intelectual y amplitud de miras.

13-V-25    martes

El amigo y colega articulista Juan Luis Hernández reflexiona en «Es Diari» sobre sesgos opinativos en sus páginas, izquierdas y derechas y el necesario equilibrio que necesita su gestión, especialmente en una comunidad pequeña como la nuestra. Aun de acuerdo con el meollo de su artículo, matizaría que el criterio no debería estar basado tanto en el sesgo más o menos de izquierdas o de derechas de sus colaboradores, asunto claramente menor en un mundo de pensamiento volátil como el actual, sino en el carácter razonable y constructivo de sus escritos.

Cuando leo un artículo me importa muy poco si el firmante es más o menos de izquierdas o de derechas (procuro pescar en ambas riberas), pero sí me interesa que sea sensato, ameno, que genere alguna idea mínimamente original y, a ser posible, alguna sonrisa (los articulistas permanentemente indignados y/o sermoneadores son insufribles). La frontera o línea roja como se dice hoy día no puede ser otra que la del buen gusto y un mínimo comedimiento tanto en las formas como en el fondo. El lenguaje panfletario no debería tener lugar en un diario que pretende ser «para todos los menorquines».

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