Pellegrini

Fortuitamente, hace un año, nos habíamos cruzado en Sevilla en un andén de Santa Justa. Dos segundos de mirada recíproca. Le reconocí al instante. Septuagenario airoso, alto, más alto de lo que imaginaba, de cabello gris y cano, pelaje espeso, seco de carnes, enjuto de rostro, serio: Pellegrini. Hace poco, me acordé del chileno tras verlo sufrir en el banquillo de los sueños rotos, por lo del Chelsea… Me acordé del técnico, decía, al verlo en plena pasión. Otra vez será, ‘Manque pierda’. Isco ‘come aparte’ en ese Betis que enlazó parte de su historia con Menorca. En el Heliópolis, ‘Mundo’ Carretero [1956–1958] con Valera, y Domingo Roselló [1971–1973] con Szusza, golearon de verdiblancos. Antes, en los años 40, la cuña la puso el polifacético bético Pepe Valera, militar de academia y técnico vocacional, que llevó al ‘Merca’ a las cimas del deleite. En su «Breve catecismo bético», Antonio Burgos explicó el concepto del ‘Manque pierda’. «El sentimiento bético de la vida no es ‘una posición fatalista que induzca a aceptar resignadamente las vicisitudes difíciles’; trátase, ―matizaba― de la expresión, de una concepción del mundo esencialmente optimista y esperanzada». Cuestión de fe…

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