Sa Tanca, menuda «bicoca»

Conjugar en tiempo futuro es de por sí incierto, nadie sabe qué va a pasar cuando empieza un nuevo día, pero usar el ‘ya veremos’ cómo forma de planificación del gasto público y sin tener un objetivo claro es simplemente dilapidar el dinero. En 2021, cuando se adquirió el edificio del fallido centro comercial Sa Tanca de Sant Lluís, ya parecía un destino poco apropiado para la ecotasa, el impuesto que se recauda del turismo para compensar los impactos de esa industria y reinvertir en conservación y sostenibilidad. Entonces el anterior gobierno municipal proclamó que era para recuperar el paisaje urbano y «una bicoca» de 2,1 millones de euros. Lo cierto es que el chollo pagado entre todos se ha revelado como una carga.

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No era difícil de intuir porque el proyecto echaba a andar pendiente de obtener más recursos económicos para terminar la obra y también de un proceso participativo ciudadano para darle contenido.

Pero su falta de uso no implica que no genere gastos, han pasado 20 años desde que se concedió la licencia al centro comercial que nunca llegó a inaugurarse, y cualquier inmueble cerrado se deteriora. Ahora toca sustituir 21 pilares metálicos en mal estado, por 54.500 euros; el proyecto para abrir una de las plantas subterráneas para que al menos sirva de aparcamiento está, justamente, ‘aparcado’ en un cajón porque requiere de otro millón de euros; y se calcula que para poner el edificio cien por cien a punto hará falta otro puñado de millones. Es un agujero sin fondo. El Ayuntamiento explora la opción de que se convierta en un complejo de viviendas, bien a través de la iniciativa privada o del instituto público Ibavi. Hasta ahora no se ha concretado nada. Si Sa Tanca puede convertirse finalmente en un complejo residencial, de pisos asequibles, tal y como está la situación de la compra y alquiler para los residentes, se logrará la salida más digna para esta historia.

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