Todo a punto para «El gran showman» en Es Mercadal, un musical a lo grande

Hay una escena muy significativa en el arranque de la película en la que se basa el espectáculo. El protagonista, Barnum, regresa a casa con un regalo para una de sus hijas, una caja con una pequeña linterna mágica que proyecta sombras, y le dice que es una máquina de sueños. Toni Burillo, que recoge el testigo del papel protagonizado por Hugh Jackman en la gran pantalla, explica que «para nosotros la máquina de sueños y deseos es la banda de Es Mercadal y Litus Arguimbau (su director) el verdadero showman».

Con amplia experiencia en espectáculos musicales de gran formato, como el exitoso «Hakuna Matata» de hace dos años, Arguimbau se pone al frente de un trabajo muy coral, en el que participan cerca de 170 personas. Una producción en la que aparecen tantos ámbitos artísticos diferentes de manera simultánea, apunta la directora escénica, Berta Cardona, que «está siendo un reto a la vez que una experiencia formidable».

Se trata de un proyecto con un reto añadido, y es que la película no ha sido adaptada todavía al formato de musical (el estreno internacional será el año que viene). Así, relata Cardona, el filme original está muy presente en todas las escenas, a partir de las cuales se han escrito los diálogos. Las modificaciones han venido dadas por el cambio de idioma y los condicionantes de actuar al aire libre, explica. «El resultado no es una reinterpretación de la historia, sino una adaptación muy fiel», sostiene.
«El Gran Showman», estrenado en 2017, es un musical inspirado en la vida de P.T. Barnum, un visionario del siglo XIX que revolucionó el entretenimiento al crear el primer circo moderno. En la historia llevada al cine habla de la diversidad, la imaginación y el valor de perseguir los sueños sin olvidar las raíces. Burillo, que pone voz y cuerpo al protagonista, reconoce que «todos nos podemos ver reflejados en algún momento en Barnum o en muchos de los personajes de la historia».

Por su parte, rememora la directora de Moments a Cor, Elsa Perches, que la primera experiencia, la de «Hakuna Matata», fue «muy gratificante, con un esfuerzo muy grande, pero con un camino conjunto precioso». Razones de peso que, junto a la filosofía de «intentar siempre crecer y mejorar», han llevado al coro especializado en góspel a unirse de nuevo a un proyecto en el que participará con 40 integrantes. «El mayor reto en esta ocasión es adentrarnos en el estilo, encontrar la energía concreta que necesitan las canciones, algunas rebeldes».

Melodía, voz y también mucho baile, elemento que se están encargando de preparar tres coreógrafas. Una de ellas, Júlia Ortínez, reconoce que es un auténtico reto, pero que la música sea «excepcional» es una gran ayuda. Es un proyecto complejo por su magnitud, «pero al final somos una gran familia, formamos un buen equipo», concluye.