Un año de los desprendimientos en el puerto de Maó: «No han tocado nada ni piensan hacerlo»

«La situación es exactamente la misma que cuando cayó la roca. No han tocado nada, ni piensan tocar nada», afirma José Joaquín Parrado, propietario del Café Baixamar del puerto de Maó, donde, en noviembre del año pasado, cayeron diversas piedras de gran tamaño desde el acantilado, provocando un boquete en la cubierta del edificio.

Un año después del incidente, los restauradores de la zona lamentan que no se haya hecho nada para asegurar este tramo del acantilado del Moll de Ponent y aseguran que viven con temor a que un suceso similar pueda volver a ocurrir. De hecho, la inestabilidad del acantilado del puerto de Maó volvió a quedar demostrada recientemente, con un nuevo desprendimiento el pasado mes de septiembre en la zona del Fonduco.

Los expertos señalan que la vegetación puede provocar la caída de rocas. | Paco Sturla

Piden una malla de protección

El propietario del Café Baixamar considera que a pesar de los contactos que mantuvieron con el Ayuntamiento durante la semana posterior al desprendimiento del año pasado, «el Consistorio se ha desentendido del asunto». «Estamos enfadados, porque como mínimo podían haber mostrado un poco de interés y explicarnos la situación, pero no nos han dicho nada», lamenta.

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Los restauradores de la zona piden que se instale una malla para prevenir nuevas caídas de rocas, como en otras partes del puerto donde ya se ha colocado una. «Unos metros más allá, a la altura de Sa Tintina, hay una red instalada en un pequeño tramo, y lo que no entendemos es por qué no se colocó hasta aquí», se pregunta Parrado.

También se muestra preocupado por la falta de acción del Ayuntamiento Max Gonzalvo, propietario del restaurante Arjau. «Yo estuve en la reunión poco después de que cayeran las rocas y nos dijeron que pasaría un dron con láser para inspeccionar el estado del acantilado, pero no hemos vuelto a saber nada más», asegura.

MAHON. DESPRENDIMIENTOS. Un particular descubre otra roca a punto de caer en el acantilado del puerto de Maó. La piedra se dete
Hace un año, una piedra provocó un boquete en el Café Baixamar del puerto de Maó.| Josep Bagur Gomila

Gonzalvo está convencido de que el mantenimiento de la pared del despeñadero es responsabilidad del Consistorio y no de los particulares, y critica que, un año después, no se haya avanzado en la mejora de la seguridad. «Nos gustaría que estuvieran más al caso, porque es mejor no esperar a que muera alguien», enfatiza. Otros locales de la zona, como la Pizzería Casanova y el restaurante Chef Montes, también expresan su preocupación, especialmente ante la llegada de las lluvias.

Por su parte, desde las empresas que realizan trabajos en altura, aseguran que falta más mantenimiento en el acantilado, y remarcan que en el último año no se ha hecho nada en materia de limpieza y prevención en la parte que corresponde a Maó.

El Ayuntamiento tiene pendientes diversos proyectos de consolidación

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