Un mallorquín en el infierno de Los Ángeles: «Escuchamos tiros desde el hotel, no podemos salir»

Pedro Fullana, periodista mallorquín de la Cadena SER, vive desde dentro el caos en Los Ángeles, donde se encuentra para cubrir el Mundial de Clubes con el Atlético de Madrid. «Escuchamos tiros desde el hotel. No podemos salir», asegura desde el corazón de las protestas que sacuden la ciudad.

El reportero está alojado en un hotel situado en lo que ya muchos llaman ‘zona cero’. «Tanto el del Atleti como el mío están justo en el epicentro», cuenta. Las imágenes que comparte en sus redes contrastan con la idea de una ciudad soleada y tranquila. Sirenas, helicópteros y ruidos que parecen explosiones marcan el día a día.

La primera noche fue un shock. «Salimos a cenar justo delante del hotel y un hombre con la cara tapada empezó a pintar una señal de tráfico. De repente, grafiteó una furgoneta, de la que bajó el conductor y se desató una pelea en plena calle. Hasta un repartidor de comida a domicilio que pasaba por allí recibió un puñetazo y cayó al suelo», cuenta Fullana. La escena, surrealista, marcó el inicio de una experiencia que roza lo cinematográfico. «A eso se le suman los helicópteros, que no dejan de sobrevolar la ciudad, sobre todo entre las 20.00 y las 3.00 horas. Parece un estado de guerra», asegura.

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«Vinimos a dar una vuelta, pero a las siete y media ya estábamos encerrados en el hotel. Hay toque de queda, es imposible moverse por aquí», describe. Los disturbios se han intensificado a raíz de las redadas migratorias y las recientes expulsiones masivas, medidas que han encendido la mecha en distintos barrios de la ciudad. Durante el día, el ambiente es más soportable, aunque la tensión se palpa en el aire. «Intentamos mantener cierta normalidad, pero evitamos acercarnos al núcleo del conflicto. Ya por la tarde empiezan a llegar avisos del toque de queda y solo quedan manifestantes violentos —muchos de ellos de origen mexicano— que se tapan la cara para no ser reconocidos».

Disturbios en la ciudad de Los Ángeles.

Donald Trump ha respondido enviando marines para reforzar a las fuerzas del orden locales. La decisión ha provocado aún más indignación entre los manifestantes. El alcalde de Los Ángeles, pese a asegurar que la situación está «reducida a cinco calles del centro», ha decretado el toque de queda en varias zonas por la violencia callejera que da comienzo una vez cae el sol. Por la noche, las protestas pacíficas se transforman en saqueos, coches ardiendo y enfrentamientos con la policía. «Desde la azotea del hotel veo cómo los focos de los helicópteros barren las calles mientras suenan megáfonos y sirenas sin parar. No siento miedo, pero sí una incertidumbre brutal», relata Fullana.

Para el periodista, la situación es límite. «Aquí ya de por sí hay mucho homeless (personas sin hogar), pero esto se ha descontrolado. Hemos escuchado balas antidisturbios y explosiones, que no sabes si son petardos o algo más. No se puede dormir, los helicópteros han estado sobrevolando toda la noche», explica. La presencia policial se ha multiplicado y se oyen tiroteos esporádicos en la madrugada. Las fachadas de muchos comercios han sido protegidas con tablones ante los saqueos.

En plena cobertura deportiva, el fútbol ha pasado a un segundo plano. Los enviados especiales no solo viven pendientes del balón, sino de los sonidos que llegan desde la calle y de una ciudad donde, por ahora, el deporte ha sido silenciado por la violencia y las protestas en contra de las medidas adoptadas por Trump. «Le tienen mucho miedo», concluye nuestro protagonista.

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