Una semana de guerra: El crudo Brent sobrepasa un incremento del 12 % y el gas natural se encarece incluso más

El crudo Brent, de referencia en Europa, ha experimentado un notable ascenso en su precio esta semana en medio del creciente conflicto entre Israel e Irán. A pesar de registrar una caída de más del 2 % este viernes, situándose en los 77,22 dólares por barril, el Brent llegó a subir más del 12 % en los últimos siete días, superando incluso la barrera de los 79 dólares.

Los analistas atribuyen este incremento a la escalada de tensiones entre ambas naciones tras una serie de ataques cruzados. Además, el mercado muestra preocupación ante la posibilidad de que Estados Unidos se involucre directamente en el conflicto, lo que podría provocar interrupciones en el estrecho de Ormuz, una zona estratégica para el transporte de petróleo originado en la nación persa. Ese petróleo se distribuye con especial profusión en los mercados asiáticos, como Japón, China e India.

Por otro lado, el precio del gas natural TTF también ha registrado un notable ascenso, disparándose más de un 15 % en la última semana. El megavatio hora de gas costaba 36,17 euros antes del inicio del conflicto y este viernes cotiza a 41,62 euros, habiendo alcanzado un máximo de 41,72 euros durante este periodo.

El alza en el precio de la energía, especialmente del crudo, ha reavivado los temores a un aumento de la inflación, presionando las políticas monetarias de los bancos centrales. Así por ejemplo el Banco de Inglaterra decidió mantener este pasado jueves los tipos de interés en el 4,25 %, citando el persistente riesgo inflacionario en el Reino Unido debido a la política arancelaria estadounidense y la volatilidad del contexto geopolítico.

En su informe, el banco central británico señaló que «la incertidumbre mundial sigue siendo elevada» y que seguirá vigilando de cerca los riesgos de persistencia de la inflación. Estos acontecimientos ponen de manifiesto la estrecha relación entre los conflictos geopolíticos, los mercados energéticos y las decisiones de política monetaria.

El conflicto entre Israel e Irán se suma a una serie de factores que han contribuido a la volatilidad en los mercados energéticos en los últimos meses. La recuperación económica tras la pandemia de COVID-19, los desafíos en la cadena de suministro y las tensiones geopolíticas han ejercido presión sobre los precios del petróleo y el gas.

Si bien el impacto a largo plazo del actual conflicto aún está por verse, los inversores y analistas seguirán de cerca la evolución de la situación en Oriente Medio y sus posibles repercusiones en la economía global. Un aumento sostenido en los precios de la energía podría frenar el crecimiento económico y obligar a los bancos centrales a adoptar medidas más agresivas para contener la inflación.

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