Ahora inicia una jubilación en la que «no contemplo aburrirme» pero tampoco ser «multisuscriptora» de actividades, sobre todo desea tranquilidad y leer por placer, porque durante su larga vida laboral nunca dejó de estudiar.
Lo significativo de su trayectoria es que ha conocido todos los escalafones. Su objetivo desde muy joven, cuando con 21 años llegó a Menorca por motivos familiares, era encontrar un empleo seguro, «tenía claro que quería trabajar en el servicio público y lograr una plaza, tal vez no esté tan bien remunerado como el sector privado pero da tranquilidad y seguridad, así es como soy yo», asegura, «y siempre he tenido muy buen trato», sea cual fuere el puesto.
Con esa filosofía aceptó un destino en la sanidad pública, fue pinche de cocina durante tres meses en Eivissa, «por supuesto que me fui, pensé ya escalaré», y así lo hizo. Justa fue auxiliar de enfermería y auxiliar administrativa en el ambulatorio de José María Quadrado en Maó, cuando todavía la sanidad dependía del Insalud; liberada sindical durante un año y medio, etapa en la que los temas laborales le despertaron el gusanillo judicial; celadora de urgencias en el anexo del antiguo Hospital Verge del Toro; telefonista, jefa de cocina y lavandería, auxiliar administrativa en suministros, auxiliar administrativa en la gerencia sanitaria y, finalmente, desde 2018 hasta este año, asesora jurídica del Área de Salud.
Entre tanto, encadenando oposiciones y experiencias laborales, desde la cocina hasta los despachos, «eso me ha servido mucho para mi trabajo, hay que valorar todos los puestos», recalca, «esto es un engranaje», se licenció en Derecho, carrera que empezó en la Universidad Nacional de Educación a Distancia y acabó, en 2014, en la Universitat de les Illes Balears, porque esa era su otra vocación además del sector público. «Entrar en los juzgados, me encantaba, de hecho unir sanidad y justicia siempre fue mi sueño», algo que logró en su última etapa en el hospital, si bien, «no sabía que iba a sufrir tanto, era una gran responsabilidad aconsejar a la gerencia», reflexiona.
En el ámbito judicial, mediante excedencias en lo sanitario, trabajó en el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 2 de Maó, en el Juzgado de lo Social en Ciutadella y en la Fiscalía durante dos años, «me gustaba mi trabajo en el juzgado, fue mi manera de tocar el Derecho, una carrera que hice por gusto».
En constante adaptación
Justa vivió cambios importantes dentro del sector de la sanidad pública, no solo el traspaso de las competencias en la materia, desde el Instituto Nacional de la Salud al Govern, efectivo desde enero de 2002, cuando se creó el Servicio balear de Salud, sino también el estreno del actual hospital. Fue un momento especial, «muy satisfactorio, en 2006 se me había adjudicado la plaza de auxiliar administrativa en suministros, hicimos todo el traslado al ‘Mateu Orfila’, creo que compré hasta las cajas para hacerlo desde el ‘Verge del Toro’, trabajamos duramente y salió muy bien», recuerda. «Nos lo enseñaron antes de acabarlo, fuimos con el doctor Claudio Triay (gerente en 2007) para conocerlo», explica.
Casi un año después la «tentaron» desde el Juzgado de lo Social «y me volví a ir», de 2008 a 2016. Eran tiempos de cruzar la carretera, aprovechar para estudiar en el autobús y pararse en Alaior, en la UIB, hasta que en 2014 se licenció.
Cuando regresó al IB-Salut lo hizo por poco tiempo porque de nuevo el mundo judicial tiró de ella y pasó dos años en la Fiscalía, trabajando en la preparación de procesos; antes lo había hecho en el auxilio judicial y como tramitadora.
Aceptar la asesoría jurídica para ella fue unir los dos mundos que la atraían. Sobre su mesa como asesora de la gerencia la mayoría del trabajo se refiere a casos clínicos, «hay por ejemplo citaciones, o asuntos que ya pasan a la vía judicial o a la administrativa cuando hay una reclamación de responsabilidad patrimonial, no son las quejas que tramita la oficina de atención al usuario», explica.
«Los grandes demandantes del trabajo de asesoría jurídica del Área de Salud actualmente son los juzgados, los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado, y ayuntamientos y Consell para temas de menores», es una plaza «muy necesaria», subraya, la actividad ha aumentado «de manera exponencial» en los últimos años. Se tramitan informes, citaciones, discapacidades e incapacidad o se solicitan abogados a la Comunidad Autónoma si son necesarios. Durante la pandemia también se elaboraron convenios para utilizar espacios privados, los hoteles-covid, o públicos, como el recinto ferial para la vacunación masiva.
El apunte
La actualización de protocolos del hospital ha sido su último cometido