Ya es Navidad

Vivo con un estrés constante y una intranquilidad que no te puedes ni imaginar. Ha sido cerrar Halloween y Tots es sants y automáticamente ya se ha activado el modo Navidad. Tengo la sensación que este año la época más feliz llega con una exasperante antelación que va a hacer que de aquí, a cuando lleguen los días señalados, hayamos aborrecido los turrones, los villancicos y el exceso de amor que se respira en el ambiente. De los mazapanes no, porque no conozco a nadie que no viva aborrecido del mazapán todo el año.

Tenía una profesora en la escuela que me decía, a mí y a todos mis compañeros, que lo importante era ser previsor, tratar de identificar aquellos hechos importantes y poderlos preparar con un tiempo y una tranquilidad que no se alterara nada de tu equilibrio vital. Pero de ahí a tener dos meses para ponerse en modo navideño, es excesivo.

Hace unos días estuve en un supermercado donde ya tienen un rincón especial para la Navidad con una serie de productos tan espectaculares que solo los pueden sacar por un tiempo limitado porque son ultra-mega-especiales. Te ofrecen una mezcla de sabores que de entrada te pueden parece guay, una excelente idea, pero que, a la hora de la cena, si no le has pegado un buen viaje al vino, al cava o a la cerveza, corres el peligro de que te parezca una soberana castaña gastronómica.

A mí, lo que lleve pistacho, me va bien. Incluso si el comensal de turno ha decidido introducírselos por el orto al ave cocinada de turno para darle sabor, aroma o un toque crunchy exótico. Y que no falten patatas. Y Raphael, claro, con su «El Tamborilero», que es la versión patria del «All I Want For Christmas It’s You» de Mariah Carey. Si no sabes a qué canción me refiero, es la que vas a oír en todos los puñeteros sitios a los que vayas de ahora hasta el 9 de enero y en la que se oye a una muchacha gritando su felicidad casi por encima de sus posibilidades.

A ver, que no voy a ser el Grinch o el elfo malo de la Navidad. También tiene su lógica que si tú te tiras una tarde o incluso varias decorando tu casa como si fuese un local de alterne, con sus neones y luces brillantes que se han puesto de moda, la decoración te dure más de dos semanas, para compensar el gasto energético, personal y económico. Para que valga la pena, vamos.

Aunque al final, la Navidad está para disfrutarla en la medida que puedas y en la medida que lo desees. Puedes incluso, obviarla si no te apetece, supongo que va por épocas. El que no lo tiene tan claro es el pavo relleno. Al que puestos a elegir, prefiere que le metan por detrás un puñado de pistachos o cacahuetes, que otro de nueces con cáscara o una naranja.

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